Si ella no fumara tanto... o bueno, quién sabe qué pasaría
si ella no fumara tanto. Posiblemente, insignificancia y
todo seguiría su curso, o tal vez las cosas hubieran
cambiado completamente. Pues como sea, se pierde
tanto tiempo en esta dudosa actividad...
Pero el hecho, sin embargo, sigue siendo un hecho -
Alyona fuma demasiado. Echa humo como una
locomotora. O como la tubería de una vieja caldera. La
mañana de Alyona comienza hacia la hora del almuerzo.
Una bata, zapatillas y a la ducha. La tetera hierve, las
tostadas dan un brinco. Sol radiante, brillante.
Después de beber el té, Alyona se sienta a dibujar. Y, por
supuesto, saca los cigarrillos. Ella dibuja, apretando los
labios, en silencio e inusualmente seria, fumando y
sumergiéndose cada vez más profundamente en el azul y
estupefaciente humo del tabaco. La miro a ella, y por la
ventana ancha miro las nubes pesadas e hinchadas que
se acumulan en los Andes, me acuerdo de aquella vieja
caldera, y de repente me doy cuenta de que todas las
nubes y las lluvias comienzan aquí - en esta habitación,
naciendo de este humo que produce Alyonka y que se
arremolina ahora, y se derraman esas lluvias
normalmente sobre la ciudad sólo por la tarde, porque
ella sólo se levanta a esta hora.